Despacio comienzo en tu boca...
¿Cuántas veces no estamos cien por ciento seguros de eso que acabamos de escuchar? Y es que no siempre podemos saber qué es exactamente lo que la otra persona quiso decir. No me refiero a esas veces en las que el profe parece que habla chino mandarín, sino a esos instántes en los que estás con ese alguien que parece decir una cosa y realmente quiso decir otra. O más bien cuando nosotros queremos creer que dijo algo y realmente no fue así.
Y sí, nuestra escucha está condicionada por nuestras emociones y nuestros deseos... la pregunta es ¿tendrán un límite que nos permita mantenernos dentro de la realidad? Parece que no... o al menos eso creo. Ahí es donde entra la confusión emocional en la que parece que a veces sí, a veces no, a veces tal vez, quién sabe.
Lo peor sucede cuando no eres dueño de tus palabras y dices cosas que tal vez quieres decir, pero no debes, o las has guardado por mucho tiempo. Y de pronto cuando las sueltas tu interlocutor no sabe qué responder. Quisiera que de verdad fuera sólo una broma, pero tu actitud dice otra cosa. Y entonces los problemas existenciales se hacen aún mayores.
Todo en la comunicación se trata de interpretar signos y señales. Las palabras no son la base del proceso, sino más bien el acompañamiento. Mucho más de lo que te imaginas se basa en tu expresión corporal, por más que intentes no puedes ocultar tus verdaderas emociones. La clave está en saber leer esas señales sin dejar intervenir a las tuyas propias, sino leerlas tal y como son, como se presentan. ¿Difícil? Tal vez un poco.
No estoy segura de haber escrito algo coherente, pero espero que cumpla el objetivo. Dilo, así como es, no intentes engañar por que te delatas sin darte cuenta.
¿Cuántas veces no estamos cien por ciento seguros de eso que acabamos de escuchar? Y es que no siempre podemos saber qué es exactamente lo que la otra persona quiso decir. No me refiero a esas veces en las que el profe parece que habla chino mandarín, sino a esos instántes en los que estás con ese alguien que parece decir una cosa y realmente quiso decir otra. O más bien cuando nosotros queremos creer que dijo algo y realmente no fue así.
Y sí, nuestra escucha está condicionada por nuestras emociones y nuestros deseos... la pregunta es ¿tendrán un límite que nos permita mantenernos dentro de la realidad? Parece que no... o al menos eso creo. Ahí es donde entra la confusión emocional en la que parece que a veces sí, a veces no, a veces tal vez, quién sabe.
Lo peor sucede cuando no eres dueño de tus palabras y dices cosas que tal vez quieres decir, pero no debes, o las has guardado por mucho tiempo. Y de pronto cuando las sueltas tu interlocutor no sabe qué responder. Quisiera que de verdad fuera sólo una broma, pero tu actitud dice otra cosa. Y entonces los problemas existenciales se hacen aún mayores.
Todo en la comunicación se trata de interpretar signos y señales. Las palabras no son la base del proceso, sino más bien el acompañamiento. Mucho más de lo que te imaginas se basa en tu expresión corporal, por más que intentes no puedes ocultar tus verdaderas emociones. La clave está en saber leer esas señales sin dejar intervenir a las tuyas propias, sino leerlas tal y como son, como se presentan. ¿Difícil? Tal vez un poco.
No estoy segura de haber escrito algo coherente, pero espero que cumpla el objetivo. Dilo, así como es, no intentes engañar por que te delatas sin darte cuenta.
1 Comments:
no habia relacionado el titulo con la cancion! doh!
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