Ficción
Me pediste una historia de ficción pero nunca he sido muy creativa como para dedicarme a eso, es más fácil hablar de cosas que te pasan, de esas que no quisieras hablar o que no te atreves pero al final terminas escribiéndolas. Bueno... lo prometido es deuda así que trataré de complacerte, si no te gusta por fa no te desilusiones tanto...
Y sin embargo la lluvia no parecía que fuera a detenerse, era un día triste y gris justo como habían sido todos los días desde que había despertado tirada en esa calle frente a la tienda. No podía explicarse qué era lo que había sucedido la noche anterior, no podía recordar absolutamente nada, pero era innegable que ya no era la misma de antes, algo faltaba en su cuerpo… ¿o era algo en su interior?
Estaba sentada viendo las gotas de agua escurrir por el borde del cristal frío de la ventana que le proporcionaba una cápsula segura de ese mundo extraño al que se rehusaba a pertenecer. Podía sentir esas mismas gotas escurriendo en su rostro pero éstas eran un poco más saladas… No podía dejar de pensar en esa noche que se presentaba en su mente como destellos de luz que súbitamente se convertían en un recuerdo borroso hasta desaparecer en una mancha negra que inundaba sus sentimientos, aún no se explicaba qué había hecho mal para ser castigada así, el mandarla a la Tierra era el peor castigo que le hubieran podido dar, ¿por qué no mejor con los elfos subterráneos? incluso podía soportar sus extrañas formas de vivir, pero ¿los humanos?... Eso no era lo peor, sino que la habían obligado a convertirse en una de ellos, a adaptarse a su compleja forma de lo que llamaban organización social y no tenía esa magia que la había protegido toda su vida, al ser expulsada por su pueblo lo perdió todo absolutamente todo… lo único que le quedaba era un poco de esa esencia que su madre le aseguró que sin importar lo que pasara viviría en ella cada instante de su existencia.
Vaya que no era fácil su nueva vida, estaba sola y no podía establecer ningún tipo de contacto con los seres mágicos, tenía que olvidar a sus hermanas, a sus padres y a Leta su mejor amiga ¿qué no era suficiente tener que ser humano?
Llevaba un par de meses viviendo en esa casa a la que Kioser, el Jefe de su comunidad, la había enviado, él mismo había hecho los arreglos para que no le faltara nada, la inscribió a la Universidad y trató de darle una apariencia lo más humana y natural posible (sí, eso incluía el olvidarse de esas rosadas alas transparentes y delicadas que le cubrían la espalda y por su puesto la eliminación
total de sus poderes mágicos, o al menos eso es lo que él creía…).
- ¿De verdad habrán pasado ya dos meses? – se preguntaba mientras recordaba como su madre le había enseñado a curar el brazo que Jun se lastimó mientras practicaba sus acrobacias aéreas.
No podía creer lo mucho que extrañaba su antigua vida y lo despacio que pasaba el tiempo al lado de “esta gente tan superflua e hipócrita”, creía que no soportaría un minuto más ahí sentada, viendo como pasaba el tiempo siendo otra persona, convirtiéndose en alguien que nunca deseó, en algo lo suficientemente humano como para pasar desapercibida en la sociedad absorta en el ir y venir rutinario de su vida diaria. ¿Qué se supone debía hacer? ¿Olvidarse del pasado y acoplarse a la vida humana, aceptar sus errores, conflictos e incertidumbres o seguir siendo ella misma sin importar lo complicado que pudiera resultar?
Te quiero, espero que te guste... mil besos.
Me pediste una historia de ficción pero nunca he sido muy creativa como para dedicarme a eso, es más fácil hablar de cosas que te pasan, de esas que no quisieras hablar o que no te atreves pero al final terminas escribiéndolas. Bueno... lo prometido es deuda así que trataré de complacerte, si no te gusta por fa no te desilusiones tanto...
Y sin embargo la lluvia no parecía que fuera a detenerse, era un día triste y gris justo como habían sido todos los días desde que había despertado tirada en esa calle frente a la tienda. No podía explicarse qué era lo que había sucedido la noche anterior, no podía recordar absolutamente nada, pero era innegable que ya no era la misma de antes, algo faltaba en su cuerpo… ¿o era algo en su interior?
Estaba sentada viendo las gotas de agua escurrir por el borde del cristal frío de la ventana que le proporcionaba una cápsula segura de ese mundo extraño al que se rehusaba a pertenecer. Podía sentir esas mismas gotas escurriendo en su rostro pero éstas eran un poco más saladas… No podía dejar de pensar en esa noche que se presentaba en su mente como destellos de luz que súbitamente se convertían en un recuerdo borroso hasta desaparecer en una mancha negra que inundaba sus sentimientos, aún no se explicaba qué había hecho mal para ser castigada así, el mandarla a la Tierra era el peor castigo que le hubieran podido dar, ¿por qué no mejor con los elfos subterráneos? incluso podía soportar sus extrañas formas de vivir, pero ¿los humanos?... Eso no era lo peor, sino que la habían obligado a convertirse en una de ellos, a adaptarse a su compleja forma de lo que llamaban organización social y no tenía esa magia que la había protegido toda su vida, al ser expulsada por su pueblo lo perdió todo absolutamente todo… lo único que le quedaba era un poco de esa esencia que su madre le aseguró que sin importar lo que pasara viviría en ella cada instante de su existencia.
Vaya que no era fácil su nueva vida, estaba sola y no podía establecer ningún tipo de contacto con los seres mágicos, tenía que olvidar a sus hermanas, a sus padres y a Leta su mejor amiga ¿qué no era suficiente tener que ser humano?
Llevaba un par de meses viviendo en esa casa a la que Kioser, el Jefe de su comunidad, la había enviado, él mismo había hecho los arreglos para que no le faltara nada, la inscribió a la Universidad y trató de darle una apariencia lo más humana y natural posible (sí, eso incluía el olvidarse de esas rosadas alas transparentes y delicadas que le cubrían la espalda y por su puesto la eliminación
total de sus poderes mágicos, o al menos eso es lo que él creía…).
- ¿De verdad habrán pasado ya dos meses? – se preguntaba mientras recordaba como su madre le había enseñado a curar el brazo que Jun se lastimó mientras practicaba sus acrobacias aéreas.
No podía creer lo mucho que extrañaba su antigua vida y lo despacio que pasaba el tiempo al lado de “esta gente tan superflua e hipócrita”, creía que no soportaría un minuto más ahí sentada, viendo como pasaba el tiempo siendo otra persona, convirtiéndose en alguien que nunca deseó, en algo lo suficientemente humano como para pasar desapercibida en la sociedad absorta en el ir y venir rutinario de su vida diaria. ¿Qué se supone debía hacer? ¿Olvidarse del pasado y acoplarse a la vida humana, aceptar sus errores, conflictos e incertidumbres o seguir siendo ella misma sin importar lo complicado que pudiera resultar?
Te quiero, espero que te guste... mil besos.